lunes, 2 de agosto de 2010

SENDERO


Dicen las lenguas, que no por ser bueno ,se llega mas lejos, que por hacer siempre lo correcto, se lleva uno muchos desengaños, que el parecido a lo elegante, se pierde en el asomo de la mentira y de la farsa, que se crea en la aureola de tu mente.

Que en el discurrir de la vida, se pasan por muchos caminos sombríos, y que desaparecen los senderos infinitos que guarda tu destino. Acortando la esencia de lo que se desea, sólo paz, se ilumina un reflejo que se disipa con cada guantá que se recibe.

No se puede ser bueno, se ha de ser como dijeron en los tiempos de la hipocresía, malo, perverso, egoísta y a la vez tirano. ¿Por qué una educación llena de buenas intenciones, es llevada a la horca por el simple echo de vivir en los tiempos de ahora?, no se, la realidad es cada vez mas dura consigo mismo, y pertenece a una ideología que se sale de mis parámetros.

No se que hacer, si tirar para adelante con lo que me ha tocado, o por el contrario renunciar a lo que he aprendido en la vida, y ser uno mas de aquellos que se disfrazan de perversos, falsos, y demonios de la noche.

Precipicio y descaro, tormenta y desaire, atados por la misma cuerda que se corta lentamente dejándote desamparado ante la evidencia. El destino es cruel, y la vida es su aliada, agarrados de la mano de la ilógica, se ciernen ante nosotros para no dejarnos respirar en el umbral de tu misterio.

¿Queda sintonía alguna que se pueda escuchar en un atardecer de verano?, o es la brisa que canta a los cuatro vientos riéndose de uno mismo, por contemplar como vas cayendo una tras otra sin saber ni como, ni cuando.

Perdido me hayo, en este mar de fondo oscuro, que me traiciona cada noche, cuando espero el sonido de tu corazón echo suspiro.

No hay mas, que no quede en el tintero roto y seco de dolor, la marea te atrae hacia el presente, y te eleva con distancia para no volver jamás la mirada atrás.

Seré consecuente, miraré al horizonte, y caminaré por muy lejos que esté el futuro de un errante, sin voz, ni pena, ni voto, que clava cada noche su rodilla pidiendo al cielo una mirada, que ilumine el sendero que nos robaron los ajenos a lo bueno.

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