Mar de luces que se enfrenta a tu destino, risa viva la que encuentro en tu mirar
Calma sorda tropiezo en mi camino, dulces labios tuyos, los que ansío besar
El tiempo perdonó a la espera, y la espera traicionó al tiempo, el mismo tiempo que rompió a llorar cuando le dijeron que no llegaba a la cita con tu mirada; el mismo tiempo que tubo que dejar a un lado el tenerte; para salvar la causa mas terrible de soledad que le pudieran regalar, no poder verte.
Ese tiempo roto de deseo interminable, ese tiempo que llora desconsolado por las noches y que abraza el terrible viento que lo golpea una y otra vez, por no tener donde refugiarse, tras la desesperación de haber caído en el desamor.
El mismo tiempo que te ha amado sin descanso y sin aliento hasta que decidiste ser orilla de otra playa y perderte en un sin fin de cartas de navegación escritas, en letras de sosa tinta. Que soñaba día tras día el abrazarte por las noches y abandonar ese desierto que empieza en la mejilla de tu rostro y que acaba con la vuelta a un mundo de espinas de quereres sin caricias.
Ese tiempo que fabrica latitudes en tus sueños para devolverte al mundo real y ser testigo de cómo amanece una maravilla cada minuto que pasa mirándote, ese tiempo que no es tiempo si la arena no cae con la fuerza y el deseo de que no pase el tiempo, cuando andas cerca de el.
El mismo tiempo que llegó a visitar el corazón que te pertenece y que tubo que marchase por que allí no había hueco alguno para que se refugiara de su sombra, y que por destino incalculable se dio cuenta que la vuelta que el estaba dando; no tenia que ser en esa dirección.
Ese tiempo que tras de sí dejo entrever que su momento había pasado que no buscaba más que una verdad que le llegaría en forma de destino, y que se encontraría con la luna, para contarle lo que le pasaba.
El mismo tiempo que pasaba las horas muertas mirando al horizonte, aquel que un día fue su amigo, y que de repente le dio la espalda y lo empujó a su decadente presente. Dejando tras de sí vida de perdido tiempo.
Tras el reencuentro con su memoria, ese tiempo dejó de ver más allá de su triste figura, y acaparó un destino que no deseaba nadie, ser néctar de almas rotas por el fin de los tiempos, y cumplir así con su pago por haber perdido la memoria de otro tiempo.
domingo, 27 de marzo de 2011
jueves, 24 de marzo de 2011
DE CARA MORENA
De cara morena, despeinas el mundo
Arropas los sueños de todos nosotros
Entregas tu alma a un final absurdo
Girando la lluvia que deja tu rostro
Madrugada oscura y traicionera
Llama esparcida por el corazón divino
Ojos marchitos susurrados de pena
Viento del norte acaricia el destino
Silba la niebla y te mira distante
Déjame darte mi lluvia de esencia
Aroma de incienso que no parpadea
Déjame ser el que vino a mirarte
Lo que el mundo no llora, lo llora tu alma
Cantas al cielo tus grandes momentos
Sientes la muerte como rocio en mañana
Buscas cobijo debajo del viento
Canta la aurora mirando distante
Vuelan cenizas de todos los tiempos
Clavo mis piernas con sólo mirarte
Sangran tus manos buscando lamentos
Estaca del mundo descansa en la noche
Altares de joyas pretenden brindarte
Murmullo del reino que siembra terrores
Aquellos desaires que no supe darte
Suspiro tu alma por mares y estrellas
Me muero por verte durmiendo a mi vera
Agarra mi mano y sé dueña de ella
Regálame el rostro de cara morena.
Arropas los sueños de todos nosotros
Entregas tu alma a un final absurdo
Girando la lluvia que deja tu rostro
Madrugada oscura y traicionera
Llama esparcida por el corazón divino
Ojos marchitos susurrados de pena
Viento del norte acaricia el destino
Silba la niebla y te mira distante
Déjame darte mi lluvia de esencia
Aroma de incienso que no parpadea
Déjame ser el que vino a mirarte
Lo que el mundo no llora, lo llora tu alma
Cantas al cielo tus grandes momentos
Sientes la muerte como rocio en mañana
Buscas cobijo debajo del viento
Canta la aurora mirando distante
Vuelan cenizas de todos los tiempos
Clavo mis piernas con sólo mirarte
Sangran tus manos buscando lamentos
Estaca del mundo descansa en la noche
Altares de joyas pretenden brindarte
Murmullo del reino que siembra terrores
Aquellos desaires que no supe darte
Suspiro tu alma por mares y estrellas
Me muero por verte durmiendo a mi vera
Agarra mi mano y sé dueña de ella
Regálame el rostro de cara morena.
EL NECTAR DE MI ALMA
Mar de luces que se enfrenta a tu destino, risa viva la que encuentro en tu mirar
Calma sorda tropiezo en mi camino, dulces labios tuyos, los que ansío besar
El tiempo perdonó a la espera, y la espera traicionó al tiempo, el mismo tiempo que rompió a llorar cuando le dijeron que no llegaba a la cita con tu mirada; el mismo tiempo que tubo que dejar a un lado el tenerte; para salvar la causa mas terrible de soledad que le pudieran regalar, no poder verte.
Ese tiempo roto de deseo interminable, ese tiempo que llora desconsolado por las noches y que abraza el terrible viento que lo golpea una y otra vez, por no tener donde refugiarse, tras la desesperación de haber caído en el desamor.
El mismo tiempo que te ha amado sin descanso y sin aliento hasta que decidiste ser orilla de otra playa y perderte en un sin fin de cartas de navegación escritas, en letras de sosa tinta. Que soñaba día tras día el abrazarte por las noches y abandonar ese desierto que empieza en la mejilla de tu rostro y que acaba con la vuelta a un mundo de espinas de quereres sin caricias.
Ese tiempo que fabrica latitudes en tus sueños para devolverte al mundo real y ser testigo de cómo amanece una maravilla cada minuto que pasa mirándote, ese tiempo que no es tiempo si la arena no cae con la fuerza y el deseo de que no pase el tiempo, cuando andas cerca de el.
El mismo tiempo que llegó a visitar el corazón que te pertenece y que tubo que marchase por que allí no había hueco alguno para que se refugiara de su sombra, y que por destino incalculable se dio cuenta que la vuelta que el estaba dando; no tenia que ser en esa dirección.
Ese tiempo que tras de sí dejo entrever que su momento había pasado que no buscaba más que una verdad que le llegaría en forma de destino, y que se encontraría con la luna, para contarle lo que le pasaba.
El mismo tiempo que pasaba las horas muertas mirando al horizonte, aquel que un día fue su amigo, y que de repente le dio la espalda y lo empujó a su decadente presente. Dejando tras de sí vida de perdido tiempo.
Tras el reencuentro con su memoria, ese tiempo dejó de ver más allá de su triste figura, y acaparó un destino que no deseaba nadie, ser néctar de almas rotas por el fin de los tiempos, y cumplir así con su pago por haber perdido la memoria de otro tiempo.
Calma sorda tropiezo en mi camino, dulces labios tuyos, los que ansío besar
El tiempo perdonó a la espera, y la espera traicionó al tiempo, el mismo tiempo que rompió a llorar cuando le dijeron que no llegaba a la cita con tu mirada; el mismo tiempo que tubo que dejar a un lado el tenerte; para salvar la causa mas terrible de soledad que le pudieran regalar, no poder verte.
Ese tiempo roto de deseo interminable, ese tiempo que llora desconsolado por las noches y que abraza el terrible viento que lo golpea una y otra vez, por no tener donde refugiarse, tras la desesperación de haber caído en el desamor.
El mismo tiempo que te ha amado sin descanso y sin aliento hasta que decidiste ser orilla de otra playa y perderte en un sin fin de cartas de navegación escritas, en letras de sosa tinta. Que soñaba día tras día el abrazarte por las noches y abandonar ese desierto que empieza en la mejilla de tu rostro y que acaba con la vuelta a un mundo de espinas de quereres sin caricias.
Ese tiempo que fabrica latitudes en tus sueños para devolverte al mundo real y ser testigo de cómo amanece una maravilla cada minuto que pasa mirándote, ese tiempo que no es tiempo si la arena no cae con la fuerza y el deseo de que no pase el tiempo, cuando andas cerca de el.
El mismo tiempo que llegó a visitar el corazón que te pertenece y que tubo que marchase por que allí no había hueco alguno para que se refugiara de su sombra, y que por destino incalculable se dio cuenta que la vuelta que el estaba dando; no tenia que ser en esa dirección.
Ese tiempo que tras de sí dejo entrever que su momento había pasado que no buscaba más que una verdad que le llegaría en forma de destino, y que se encontraría con la luna, para contarle lo que le pasaba.
El mismo tiempo que pasaba las horas muertas mirando al horizonte, aquel que un día fue su amigo, y que de repente le dio la espalda y lo empujó a su decadente presente. Dejando tras de sí vida de perdido tiempo.
Tras el reencuentro con su memoria, ese tiempo dejó de ver más allá de su triste figura, y acaparó un destino que no deseaba nadie, ser néctar de almas rotas por el fin de los tiempos, y cumplir así con su pago por haber perdido la memoria de otro tiempo.
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